Hace unos días una de mis mejores amigas, también maestra, me hablaba sobre la impotencia que sintió al ir una tarde al recoger a su pequeña (normalmente la recoge papá...y bueno ya sabemos que papá y mamá no perciben las cosas de la misma manera...). La profe reparte a sus alumnos sentada desde su silla y su mesa, dice el nombre del alumno/a, le da las buenas tardes y esta es la manera de terminar el día...la relación de siete horas de trabajo con ese niño/a....mi pobre amiga no salía de su "asombro"... me decía, yo siempre les doy un abrazo un besito, estoy cercana a los padres, les dirijo una palabra....
Y a la vez me viene el recuerdo de la sonrisa, la cercanía y cariño de la primera educadora de mi hijo su "Bebe", como él la llamaba....teníais que ver cómo le cogía, le achuchaba y llenaba de besos ( por supuesto D se tiraba de mis brazos a los suyos) y siempre tenía una palabra amable, una sonrisa, un "¿cómo estás mami?"....¿os imagináis con la tranquilidad que yo me iba a trabajar?.
Con estos dos ejemplos y con este vídeo os invito a reflexionar como maestras/os y como padres sobre la importancia de este momento, de esta rutina que hace la transición entre la familia y la escuela, el vínculo que se crea entre padres y educadores en este momento que puede ser mágico o una gran barrera...
Pensemos cómo nos sentimos nosotros como adultos al llegar a un puesto de trabajo, a una tienda, a una administración pública, cuando nos reciben con una sonrisa o cuando apenas nos miran. Eso es lo que estamos trasmitiendo a nuestros hijos y alumnos en el reencuentro con su maestra, con la escuela, con sus compañeros...Que sean PROTAGONISTAS, que se SIENTAN QUERIDOS DESDE EL INSTANTE QUE CRUZAN LA BARRERA DE LA CLASE Y que se SIENTAN ACEPTADOS DESDE LA ACEPTACIÓN DE SUS FAMILIA.
Hemos de cuidar ese momento especial para crear un vínculo y complicidad entre los dos sistemas en que crece el niño (familia - escuela).
Como maestra sé que el cansancio al final del día, la presión de los padres al querer saber cómo ha ido el día de su hijo/a, un mal día...puede enturbiar este momento, pero intentemos ser conscientes de la importancia que tiene, que lo último que se lleven nuestros alumnos no sea un comentario de lo mal que se ha portado o lo que ha hecho mal...si no nuestro cariño y actitud positiva de "mañana más y Mejor"...
Y como madre...también intentar preocuparnos por los educadores de nuestros hijos, comunicarnos desde una actitud positiva y comprensiva y valorando el trabajo que han hecho en ese día con nuestros hijos.
Me gustó mucho esta entrada.Una reflexión muy oportuna!!
ResponderEliminarBesitos
Gracias Sandra, creo que los maestros/as deberíamos cuidar estos pequeños detalles y en las escuelas de magisterio hay tanto que enseñar que esto se queda en el tintero.....
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