La doctora Emmi Pikler demostró que los niños que se mueven libremente aprenden por sí mismos a sentarse, a ponerse de pie y a caminar.
Los niños utilizan movimientos y posturas llamadas intermediarias, mientras juegan, son universales, todos los niños lo hacen si se les permite.
El niño que se mueve en libertad lo hace con prudencia, seguridad y gran soltura corporal.
Para que este desarrollo se de es necesaria una relación cálida, estrecha y segura con el adulto.
La actividad autónoma, como placer.
Espacio con elementos variados y estimulantes, adaptados a sus intereses y capacidades, les ayudan a moverse según su curiosidad, ritmos particulares y deseos.
Los niños difieren entre sí en su ritmo de desarrollo, pero todos se mueven constantemente, se desplazan por sus propios medios, y cambian constantemente de posturas. Pero todos siguen unos patrones universales de desarrollo psicomotor.
8 meses: Comparte su atención entre el juego con la pelota y lo que la rodea, todo ello lo expresa a través de su cuerpo y movimientos. Postura segura, movimientos delicados. Es alegre y juega con distensión. Se desplaza por sí misma, mantiene equilibrio sobre su codo porque ha practicado durante meses.Gran variedad de movimientos. Sigue lo que la interesa, mantiene continuidad en el juego. Moverse con soltura y seguridad es natural en el niño si vive en condiciones satisfactorias, posee tono activo, tronco móvil...utiliza las articulaciones de manera amplia, sus movimientos son fluidos y eficaces. Se puede arrodillarse apoyándose. Se interesa por las reacciones de sus movimientos. experimenta gran seguridad porque conoce muy bien su propio cuerpo y sus posibilidades y el lugar en el que juega.
12 meses: feliz con el adulto, porque se siente libre en sus movimientos. Le pide permiso y la sigue en sus movimientos con gran dulzura, no limita sus movimientos mientras la cambia de ropa, se adapta a la pequeña. Verbaliza e interactúa continuamente con la niña. Reconoce y aprecia el comportamiento natural de la niña. La da a elegir. Niña vivaz, curiosa, la situación favorece el acercamiento mutuo.
13 meses: En esta edad, si tienen la posibilidad de moverse libremente, los niños cambian de posición 1 o 2 veces por minuto. Tronco muy flexible e importante para mantener el equilibro y próximos desplazamientos. Posturas muy variadas. Un niño solo se queda durante un minuto o dos en la misma posición, forma parte de autoregulación de distintos tipos de actividad. Segura de sí misma, movimientos armoniosos, aunque pierda el equilibrio, aprendió a caerse bien. Gracias a la motricidad libre y a tosdas las posibilidades de desplegar sus iniciativas puede recurrir a todo el reopertorio de movimientos que tiene a su disposición según su de desarrollo y elegir el que mejor se adapte a sus necesidades.
El espacio utilizable para la actividad y percibido psíquicamente se constituye para el niño a través, entre otras de sus sensaciones internas y externas que implican los movimientos seguros y diversos de su propio cuerpo.
Todos los parametros del espacio: horizontal, vertical, oblicuo, alto, bajo, abierto, cerrado, altura, profundidad, próximo y lejano son experimentados continuamente por los niños.
Tienen la posibilidad de tomar la iniciativa que surjan de sus intereses.
El movimiento es más que un placer funcional, instrumento y modo de expresión de sus emociones, afectos, comportamiento social, manera de desenvolverse en el entorno.
El movimiento libre basado en la actividad autónoma favorece el descubrimiento de sus propias capacidades, la utilización de sus propias adquisiciones y el aprendizaje a partir de sus propios logros y fracasos.
Promueve la construcción activa de su propia imagen corporal, la elaboración del control de su propia fuerza.
Al adulto le compete asegurar las condiciones adecuadas para este desarrollo y las relaciones cálidas y seguras para que viva con placer su capacidad de movimiento.
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