jueves, 1 de octubre de 2015

La vida no es sueño...la vida es cambio

La vida no es sueño...la vida es cambio...es algo que ha rondado en mi cabeza en los últimos meses. ¿Cómo podemos como padres ayudar a enfrentar ese cambio?

Una vez más nos hemos enfrentado a un cambio de vida, volvemos a nuestro país, volvemos a casa, pero a una nueva vida, muy diferente a la que dejamos hace 4 años.

Los padres entendéis cómo cambia la vida cuando un hijo irrumpe en ella... y cómo continúa transformándose según ellos crecen, se modifican sus necesidades y sin darnos cuenta, todo en la familia cambia, la manera de relacionarnos unos con otros,  (las relaciones en la pareja, el trato con nuestros parientes propios y de la familia política),  incluso nosotros mismos nos transformamos, crecemos, maduramos...Estos son los llamados "CICLOS VITALES", retos por los que cualquier familia con hijos debemos enfrentar.





Todas las familias, en mayor o menor grado  pasamos por estas situaciones negociando y posibilitando la vida en común. Es necesaria una NEGOCIACIÓN continua: son “Crisis Transaccionales”. A estos ciclos vitales hay que sumar otros acontecimientos externos (enfermedades, cambios de situación laboral,  separaciones, mudanzas...).

Vivimos a un ritmo tan acelerado que no tenemos tiempo de adaptarnos a las nuevas situaciones, cerramos una puerta y corremos a la siguiente por que siempre hay que estar preparados para salir. Como dice Spenser Jhonson en su libro ¿Quién se ha llevado mi queso? es imprescindible adaptarse al cambio tener siempre las zapatillas preparadas...no podemos paralizarnos esperando.

Pero es importante tener presente que cuando una familia no es capaz de superar estas crisis con una acomodación satisfactoria para todos los miembros se producen  dificultades.

Como empezaba diciéndoos nuestra familia está en uno de esos momentos de cambio, de volver a empezar (y no solo el cole tras la vacaciones).

D tiene 5 años, ha vivido en dos países, varias casas y varios colegios... Hay quien dice: bueno es pequeño, no se entera...se adaptan en seguida...y creo que es un error; por supuesto que es un niño que se adapta genial (por suerte), pero al igual que nosotros, los adultos, sufre los cambios y esto es lo que debemos intentar atender. Entender sus rabietas, acoger sus llantos que son descargas emocionales. 
Los cambios nos desestabilizan, necesitamos reponernos de todos los sentimientos contradictorios que nos genera dejar atrás amigos, lugares y experiencias maravillosas, pero ¿cómo?, no pienso que haya una fórmula mágica solo intentar comprender a nuestros hijos y a nosotros mismos en esos momentos que nos vemos desbordados, no juzgarnos ni importarnos lo que digan u opinen los demás.

En otra entrada os hablaba sobre como ayudar a los niños a vivir una mudanza , esta vez D no quiso meter sus juguetes en las cajas simplemente los ordenamos y revisamos, para que nada que fuera importante para él se quedara atrás. También me pidió  no despedirse de sus amigos...y así lo hicimos, respeté su decisión,  hablamos a menudo sobre ellos y pedimos por ellos en nuestras oraciones o ritual del agradecimiento, para nosotros es un momento de expresión de emociones.

Como familia debemos dar seguridad emocional a los más pequeños. Nuestros hijos deben encontrar en nuestro hogar un refugio donde encuentren seguridad y el afecto. 



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